MODELO AGROEXPORTADOR
El modelo agro-exportador es un sistema basado en la producción de materias primas agrícolas y en las exportaciones de éstas a otros países.
El modelo agro-exportador nació a mediados del siglo XIX en Argentina y América Latina. Fue consecuencia directa del acceso casi ilimitado de inversión extranjera y capital que permitió a la Argentina reactivar la economía en gran parte de su territorio. Además, el modelo agro-exportador argentino coincide con el establecimiento del Estado nacional argentino.
Este sistema está vinculado con la división mundial entre países centrales y países periféricos. Los segundos producían y exportaban materias primas y elementos básicos (especialmente agrícolas) mientras que los primeros se dedicaban a la fabricación de bienes manufacturados con un mayor precio.
Este sistema económico se mantuvo durante más de cincuenta años gracias al flujo de capital entre las regiones más poderosas y las menos poderosas. Sin embargo, durante la crisis de 1930 países como Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia cayeron en una Gran Depresión económica que redujo el flujo de inversiones hacia los llamados países periféricos.
De ese modo, países como Argentina tuvieron que reemplazar el modelo agroexportador por uno que se enfocara en el consumo interno, que coloca toda la producción local en el mercado de la región.
Sin embargo, a lo largo de su existencia, el modelo agroexportador permitió el crecimiento de Argentina, aunque no su desarrollo, haciendo que la región fuera denominada como “el granero del mundo”.

Características del modelo agroexportador
Algunas de las características más notables del modelo agrario-exportador fueron las siguientes:
1- Dependencia del mercado externo El hecho de que Argentina fuera un país periférico en la economía capitalista mundial, facilitó que los países europeos industrializados tuvieran un excesivo poder de decisión sobre la economía argentina. En Europa se determinaban los precios y se decidía dónde iban a las inversiones para definir la forma y la extensión de la producción de los países periféricos. Esta dependencia económica hizo que Argentina no desarrollara su industria durante largos años.
2- La producción agropecuaria y los latifundios: La producción que se destinaba a los países centrales se producía en las extensas zonas rurales de la región pampeana argentina, llamados latifundios.
3- El rol del Estado: La demanda de los productos agropecuarios de Argentina no eran condiciones suficientes para que la producción creciera y se mantuviera en el tiempo. Para ello, el Estado tuvo que intervenir para que el funcionamiento del modelo agroexportador funcionara y garantizar la circulación de bienes por todo el territorio. También se expandió la sistema de transportes, especialmente el ferroviario, y se estimuló la inmigración extranjera para aumentar la capacidad de fuerza de trabajo.
4- La importancia de los capitales extranjeros La inversión de las economías centrales fueron fundamentales para que se desarrollara el modelo agroexportador. Se destinaron en primer término a mejorar los medios de transporte y a aumentar la comercialización de los productos en el mercado mundial. Las inversiones provenían principalmente de Gran Bretaña, país responsable de la expansión del sistema ferroviario y de la modernización del puerto de Buenos Aires. Además, se crearon bancos y grandes frigoríficos que facilitaron la exportación de productos de calidad hacia Europa.
5- Inmigración A mediados del siglo XIX, Argentina no contaba con la suficiente mano de obra para explorar las tierras pampeanas. El crecimiento natural de la población implicaba esperar demasiado tiempo, por lo que la solución fue incorporar a miles de extranjeros. Hasta 1914, ingresaron más de tres millones de personas al puerto de Buenos Aires, y la gran mayoría se radicó en los campos pampeanos.
6- Un país desequilibrado El modelo agropexportador fue en gran medida el responsable del desequilibrio regional que sufre Argentina. Esto se debe a que Buenos Aires centralizó el puerto y allí se ubicaron los grupos económicos más poderosos, mientras que en la región pampeana se ubicaron los trabajadores. De ese modo, las regiones de la Argentina que no abastecían al mercado mundial se volcaron a satisfacer las demandas de Buenos Aires y las regiones pampeanas, tal fue el caso de Tucumán con el azúcar y Mendoza con el vino.
El modelo agroexportador de 1914 en adelante Con el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914 comienzan las complicaciones para el modelo agroexportador. La guerra disminuye drásticamente el volumen de las importaciones, lo que dio lugar al comienzo del llamado proceso de sustitución, es decir que la producción de materias primas se reemplaza por una incipiente industrialización nacional. La desaceleración de la economía argentina tiene su punto culmen en la crisis económica mundial de 1930, pero ya en 1918 la crisis social que vive el país es irreversible y afecta tanto a la ciudad como al campo. En esos años, el Estado argentino implementa medidas de emergencia que no suficientes para detener la crisis y la inevitable modificación del sistema económica. Es entonces que los hombres del campo, llamados “chacareros”, se organizan para exigir nuevas medidas al Estado. Sin embargo, el entonces presidente Hipólito Yrigoyen no adopta cambios al respecto, cosa que sí hace el presidente Alvear, que responde a los problemas planteados por la sociedad rural. El mundo económico a finales del siglo XIX Entre 1873 y 1876, la economía de Occidente sufre una enorme crisis que pone en entredicho la eficacia del modelo exportador argentino, en gran medida por la excesiva dependencia de Argentina con respecto a los mercados del extranjero. En dichos años, Francia pagó el dinero que le debía a Alemania por la guerra franco-prusiana, lo que hizo que los alemanes dejaran de percibir gran parte del dinero que destinaban a la compra de productos extranjeros. Argentina se vio entonces fuertemente golpeada por la crisis de las grandes potencia económicas, que disminuyeron sus importaciones y produjo una marcada disminución de los precios, en especial en lanas y cueros. A partir de esta crisis, en Argentina se inician planes para proteger la producción y liberar a la economía de la dependencia extranjera, que la colocaba en una situación delicada cada vez que había una crisis económica mundial. Por este motivo, en 1875 el presidente Avellaneda puso en marcha la Ley de Aduanas, que aumentaba las importaciones y disminuía las exportaciones. De ese modo se buscaba superar la crisis y aumentar la producción industrial. Como consecuencia de la Ley de Aduanas, en 1876 la balanza comercial muestra un balance positivo y la actividad industrial se favorecer con un pequeño pero innegable aumento de las producciones.

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